lunes, 19 de noviembre de 2012

Lo que pienso de halloween


Halloween es una de las tantas palabras que me han acompañado desde mi niñez y es que desde pequeña veía a las personas disfrazadas celebrando el día de las brujas, series tenebrosas y películas sobre fantasmas y monstruos; sin duda esta costumbre ha sido implantada desde hace muchos años, todos los ecuatorianos, incluyéndome y aunque sea la cruda realidad, celebramos el día de las brujas y no del Escudo Nacional. No puedo negar que resulta divertido adoptar otra apariencia: conejitas, dráculas, brujas y demás personajes cobran vida el 31 de octubre. Pocas son las personas que de verdad celebran o recuerdan el Día del Escudo. 

Lo cierto es que todo lo que afirmo resulta alarmante, pues Halloween es una celebraciòn ajena, que de alguna manera implica dejar un lado el patriotismo y orgullo nacional. ¿Las razones? Diversión y consumismo, deplorable, pero es la verdad. No puedo decir, y creo no soy la única, que al pensar en el 31 de octubre, pienso en el solemne día del Escudo Nacional de Armas, pues estaría mintiendo. Las personas preferimos la diversión, las fiestas, las máscaras, los disfraces y Halloween es una de las fechas en las que nos podemos desinhibir y sacar lo oculto de nuestra personalidad y eso resulta divertido. 

Sin embargo, no està demàs pensar por un momento en la historia de esta macabra fecha, la que involucra a brujas, hechizos, dioses de la muerte, e incluso al diablo. Y pues al que no saben y piensan que Halloween es una fiesta original de Estados Unidos sepan que están en lo incorrecto y si queremos celebrar algo, por lo menos conozcamos su origen. 

La celebración de Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos que creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a dársela. El año céltico concluía en esta fecha y para los celtas significaba la iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el "señor de la muerte", o "Samagin", a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros. 

No niego que hasta interesante resulta la historia del dìa de las brujas, más aún para los místicos; sin embargo como se darán cuenta encierra algunas contradicciones para los cristianos que la celebran, pues es justamente en esta fiesta en la que se vanagloria a satanás y a la muerte.Por esta razón  incluso algunos devotos han hecho manifestaciones en contra del día de las brujas, pues consideran que Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo y aunque su traducción literalmente significa "día de Todos los Santos", sus orígenes ocultan, este nombre supuestamente cristiano oculta orígenes que están muy lejos de ser santo. 

No digo que este bien o mal celebrar Halloween, pero analizando su historia y demás aspectos, considero que deberíamos conocer más acerca de la historia de uno de nuestros símbolos patrios, antes que nada., puede resultar aburrido, pero es nuestro y simboliza el valiente vibrar de los esfuerzos ecuatorianos. La historia cívica de nuestro país señala el 31 de octubre de todos los años como el Día del Escudo Nacional, que junto a la Bandera y al Himno marcan la representación de la Patria, eternizando sus glorias, su cultura y su historia. El poeta y patriota José Joaquín de Olmedo dibujó el primer Escudo de Armas nacional según las orientaciones de la convención reunida en Cuenca, establecida luego del triunfo del 6 de marzo de 1845 sobre el general Juan José Flores. Cabe decir que el Escudo Nacional, hasta contar con una composición definitiva y ser oficializado, fue objeto de muchos cambios en el devenir histórico del Ecuador. 

El Escudo de Armas del Ecuador fue adoptado oficialmente por el Congreso el 31 de octubre de 1900, logrando la implementación presidencial del general Eloy Alfaro Delgado el 7 de noviembre de 1900. Días después, el 5 de diciembre, el decreto se publicó en el Registro Oficial. El diseño fue realizado por Pedro Pablo Travesari, que fue oficialmente aprobado por el ministerio de Educación en 1916 para ser utilizado en el sector educativo. 

No está mal saber ambas historias, ¿cuál es más importante? Claro está que nuestro símbolo patrio. Si bien con las antiguas generaciones ya no hay como hacer mucho, otra vez me incluyo, pues vivimos con esa costumbre anglosajona desde que nacimos y solo cambiaremos si así lo decidimos; pero a las nuevas generaciones si se les puede inculcar mayor patriotismo para que prefieran la celebración de este día solemne, en lugar del día de las brujas. 

Es difícil  pues la la cultura consumista y fiestera usa sus mejores artimañas para que nos sumerjamos en su mundo, pero no imposible. Por lo menos, se puede lograr que los niños y adolescentes sepan la historia del 31 de octubre como Día del Escudo Nacional. Ninguna “revolución ciudadana” podrá cambiar esta preferencia de los ecuatorianos, pues es una tradición muy arraigada, por lo tanto difícil de eliminarla. Pero los padres, las escuelas y colegios si pueden trabajar con las actuales generaciones para que de alguna manera no se elimine el orgullo nacional ni el patriotismo. Esto no depende de ningún gobierno de turno, es cuestión de cada persona, mucho tiene que ver con su entorno social, principalmente la familia. 

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